Los concursos para una obra pública en México, operan de un modo extraño, se presentan gran cantidad de proyectos, muy pocos de excelente calidad y muchos de calidad media y baja o al menos eso aparentan, comúnmente por arte de magia el mejor proyecto es desechado o simplemente desaparece del concurso, lo que da como resultado ganadoras las obras con menor costo y por ende las de menor calidad y a eso sumarle que no todo el presupuesto se va hacia las obras, gran cantidad va a parar al gobierno, otro poco a la constructora y una pequeña parte para la obra. No es raro que después de un año a lo mucho, las obras ya presenten serias afectaciones por los fenómenos meteorológicos y por su uso.
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