“La construcción de cuatro edificios de siete pisos en la costa de Nayarit, en el municipio Bahía de Banderas, desató múltiples denuncias de corrupción entre funcionarios de diversos niveles de gobierno debido a que, de acuerdo con vecinos afectados por el desarrollo inmobiliario Aura Arena Blanca, las autoridades ambientales han hecho caso omiso a las presuntas irregularidades legales dentro de la normatividad ambiental.” Imagínate las autoridades ambientales y todavía escuchamos que en México no hay corrupción y vivimos en un país donde solo en el mundo de caramelo de los políticos todo es dulce y sabe a chocolate, y es típico que se muere la única especie de jaguar negro en el zoológico y al otro día se escapa de la casa de un funcionario de gobierno; como dirían en Puebla “¡¡literal!!!..¡¡.muero de risa!!!!!!”.
Ahora regresando al tema, sería un gran insulto con letras mayúsculas a nuestro humilde intelecto, creer que todas las construcciones se otorgan de una manera decente, ya que la palabra “adecuada” es como una grosería en este texto. El sistema de elección en los concursos de obras, es un asco, está lleno de corrupción. No resulta raro que la corrupción en México y en el mundo dentro de la construcción resulte ser la mera madre en todos los sectores económicos, pues no por nada alcanza unos 3,200 trillones de dólares al año (Banco Mundial). Esta gana tamaño por la dimensión y el alcance del sector, que va desde la infraestructura de transporte e industrias, hasta hogares. La corrupción es un cáncer en la sociedad, jala parejo ya que afecta al sector público y privado mientras compiten por su cuota del mercado de la construcción mundial que representa alrededor del 5-7% del PBI de los países desarrollados y en desarrollo avanzados, y del 2-3% del PBI en países en desarrollo de menor ingreso.(Banco Mundial)
Muchos de los contratos otorgados en México y el mundo son manchados por la corrupción, así como los proyectos de mantenimiento implementados una vez finalizada las construcciones, no es raro observar que las obras públicas estén en mal estado después de 1 año, esto es pura táctica, así se amarran los negocios. Dentro de las características que hacen al sector de la construcción más propicio para los actos de corrupción son: la gran competencia por contratos a gran escala, que no son más que los ya tan mencionados concursos; los numerosos permisos y aprobaciones oficiales; el carácter único de algunos proyectos que hace difícil comparar los precios y el hecho de que la calidad del trabajo se vea ocultada por el hormigón(concreto), el yeso y los revestimientos malísimos, para que después colapse la obra, se destruya y vuelva a construir y los bolsillos engorden y engorden, sumando a eso el 10% o 15% que se embolsan para que el trato quede más que amarrado.
A pesar de esto, no todo es dinero, las consecuencias de los sistemas de elección para la construcción regidos por la corrupción tiene un costo directo sobre la vida y el ambiente. Los proyectos de construcciones deficientes, manchadas de sobornos, afectan y cobran vidas en áreas no aptas para la construcción, al existir corrupción aumenta el costo operativo de la infraestructura de servicios, reduce su calidad y acceso a ellos, no todas las personas tienen acceso a estas infraestructuras, los pocos espacios verdes se ven afectados, solo algunas cuantas de aquellas que son llamadas “reservas” pueden salvarse mientras los otros espacios pasan a ser capaz asfálticas o nuevos complejos habitacionales.
Para cerrar, todas estas personas alabadoras de la corrupción, llenas de intereses personales, olvidan por completo el bienestar de los otros, no hay muestra más clara que lo sucedido al ganador de los Premios a la Integridad de TI 2004, Satyendra Dubey, asesinado poco después de exponer su preocupación sobre las prácticas corruptas dentro de la Autoridad Nacional de Autopistas en India, cabe mencionar un pequeño ejemplo de que no solo en México los sistemas de elección están regidos por los intereses personales, la planta nuclear de Bataan en las Filipinas, fue construida por un valor de más de US $2.000 millones, el contratista, Westinghouse, admitió haber pagado US $17 millones en comisiones a un amigo del antiguo Presidente Marcos. El reactor se ubica en una línea con fallas activas, dando así lugar a un mayor riesgo de contaminación nuclear si la planta comenzara a operar.
